lunes, 2 de noviembre de 2015

Lost in Translation

Esa intimidad de examantes,  acompañada por esa incomodidad de los que en realidad no se conocen, pero se conocieron. Se saben, se acuerdan, se reconocen. No se niegan, pero tampoco se admiten.
Vos ahí, yo ahí, y en el medio la ciudad. Tantas cosas por contar y tan pocas por decir.
Esa cautela de exconocidos. Ese miedo a mirarnos fijo. Quedarnos sin palabras. Preguntarnos esa pregunta. Implícita en nuestras miradas, flotando en el aire, siguiéndonos de cerca.
Cortesía y frivolidad mezcladas con autentico interés. Pequeñas referencias a ese tiempo compartido, pero en voz baja…no vaya a ser que el mozo se dé cuenta, que la gente murmure, que la ciudad nos condene.
Nos miramos. Nos observamos a escondidas, en el silencio de nuestras mentes. Qué cambió, qué no. Seguro nos preguntamos qué pasó, por qué no. Fantaseamos con el “Y si…”. Pero la conversación nos devuelve a nuestra realidad. Vos ahí, yo acá.
Nostalgia. De vos, de mí, de nosotros. De esas ganas de creer en algo. De ayudarnos, salvarnos, encontrarnos. De tu voz, tus ojos, tus gestos, tus palabras raras. De ese calor y esa lluvia que nos acompañaba siempre.
Coraje de preguntar y escuchar la respuesta. Alivio. Sorpresa. Risas.
El final llega. Más nostalgia, más incomodidad. ¿Qué decir?
Vos con tu bici, yo con mi subte. Nostalgia, a montones.

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