Ernesto
Necochea de Esperanza,
te escribí
dos cartas de amor, una de adiós y cinco telegramas. No quería llegar a estas
instancias, pero las circunstancias me obligan.
Exijo que
me devuelvas mi capacidad de enamorarme, mi optimismo, mis ganas de volver a
creer. Que me dejes ir. Yo sé que lo nuestro fue un gran amor, pero basta…ya
terminó hace mucho. Vos mal que
mal pudiste rehacer tu vida, yo no. Sabes lo que es andar por ahí con medio
corazón nada mas? La vida es otra. Todo cuesta más. Subir las escaleras, comer,
sentarse al sol, ser simpática…lo único que no cuesta tanto es dormir (gracias
a Dios, porque si además me produjeras insomnio te haría una demanda).
Así que te intimo a que me mandes la mitad de mi corazón y demás cosas que te llevaste cuando
te fuiste. Mandámelas por correo, no te preocupes que yo pago la encomienda.
Los detalles los podes arreglar con Susi, mi secretaria (te acordás de ella,
no? Ella se acuerda todos los días de vos).
Yo sé
Ernesto que te cuesta desprenderte de las cosas, pero por favor devolveme todo.
Hacelo por el cariño que nos tuvimos alguna vez. Si queres trato de buscar
alguna foto en la que estemos los dos y te la mando en forma de agradecimiento.
Más abajo
te dejo el teléfono de Susi, a mi no me llames, es innecesario…además con mi
condición no aguanto muchas sorpresas. Aparte siempre es mejor mantener la
distancia, no? Vos quedate con tu vida, tranquila y resuelta. Yo me quedo con
la mia….pero devolveme las cosas! Si no, me veré forzada a que intervenga
la ley y sabés muy bien que no quiero eso.
Yo
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