domingo, 15 de marzo de 2015

En algún lugar

Un día la perdí. Sí, la perdí. No la encontraba por ningún lado. Primero me fijé entre las sábanas, porque antes de irme a dormir la tenía. Después en la mesa de luz, en los bolsillos del pantalón, en el baño, en los cajones, en el placard, en las alacenas, adentro del lavavajillas, abajo del sillón. Nada, nada, pero nada. Salí, le pregunté al vecino.

-No la vio? No??? Cómo que no la vio?!?!?! Esto no puede ser, me están cargando, son todos boludos o se hacen?! No lo puedo creer, qué tiene la gente en la cabeza? Chantas! Son todos una manga de chantas!!!!

-Señor, qué le pasa? Cálmense!

-Cómo querés que me calme?! Me estás cargando vos también?

-Pero qué le pasa? Cuénteme, por ahí puedo ayudarlo.

-Qué me vas a ayudar vos, perejil! Si lo que perdí vos no lo tenés.

-Y qué perdió?

-La paciencia, pibe! La pacienciaaaaaaaa!


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